Hoy, aunque no lo parezca, es un día especial. Se cumplen 35 años del nombramiento de Don Juan Carlos I como Rey de España. Estos años de reinado han sido los más prósperos y seguros de la historia moderna de este país. Por ello, el 22 de noviembre es un día clave, a pesar de que estemos en estos momentos embarcados en las elecciones catalanas, la intervención a Irlanda o esperando impacientemente al partido del año.
“Hoy comienza una nueva etapa de la historia de España”. Así comenzaba el Rey su discurso en el Congreso de los Diputados en su investidura, afirmando que el sería el Rey de todos los españoles. Nuestro país estaba sumergido entre la tristeza de los seguidores del régimen franquista y la alegría de sus contarios, estando por medio el temor al no saber qué pasará en un futuro. Pero Don Juan Carlos, con la participación de todos, comenzaban a protagonizar una de las etapas más bonitas y fructíferas, la Transición.
España, por primera vez en mucho tiempo, dejaba a un lado las armas y las luchas ideológicas. Se veían fotos históricas, como la de Santiago Carrillo en el Congreso de los Diputados. Se reconciliaban las dos Españas y todos remaban hacía una misma dirección, el futuro de los españoles. Era otra época, donde el dolor estaba presente, pero se supo perdonar, algo de lo que ahora se añora.
El Rey es, sin ninguna duda, el mejor diplomático que podemos tener. Participó en el ingreso de España a la OTAN en 1982, en la adhesión a la Comunidad Europea en 1986, en la entrada al Euro… Y sobretodo, se ganó muchos adeptos cuando paró los pies a Tejero y compañía el 23F. Le hemos visto llorar cuando enterró al Conde de Barcelona, reír y feliz rodeado de sus nietos, sobrecogerse en el funeral por las víctimas del 11M, enfadarse y defender su país ante los insultos de Hugo Chávez con el famoso “¿por qué no te callas?”, decir su tradicional discurso navideño en Nochebuena en TVE, envejecer y sufrir achaques de su edad como su último ingreso hospitalario y operación.
Estos 35 años, quitando el lastre de ETA y la crisis económica y social que estamos padeciendo, son de un balance positivo. Ha crecido la esperanza de vida seis años, nos hemos elevado siete centímetros de estatura y ya no tenemos que meternos toda la familia en un mismo coche si queremos viajar. La población española ha pasado de 36 millones a 46 millones de habitantes, siendo un referente en la emigración dado a nuestro crecimiento. En dos siglos, habíamos vivido cuatro guerras civiles, cinco magnicidios, numerosos atentados y gobiernos inestables.
Por todo esto, debemos recapacitar y pensar en que estamos construyendo nuestro país. No digo que los logros de estos 35 años sean gracias al Rey, porque si que ha contribuido en gran medida a la estabilidad de España. La Transición se hizo bien, pero en algo estamos fallando para que volvamos a anteponer las ideologías a las personas. Para que nos echemos en cara los muertos de ambos bandos de la Guerra Civil. Para que seamos uno de los países que más ha bajado en nivel educativo en los últimos años. Para que Europa nos mire con recelo porque seamos el amigo pobre que entorpece el crecimiento general, con una de las tasas de paro más altas del viejo continente. Ahora, aprovechando el aniversario del Reinado de Juan Carlos I, que tantos logros y buenas cosas nos ha traído, debemos reflexionar y decidir el futuro que queremos para el día de mañana, para que la paz, la libertad, la prosperidad y la estabilidad sean los pilares fundamentales de este país, España.